domingo, 5 de enero de 2014

"España de mis amores, cuánto te odio", poemiga de Luis Eduardo Aute



Para hacer chistes sobre judíos, y no ser tachado de antisemita, es necesario ser judío. Para hablar mal, o bien, pero crudamente, sin anestesia, de los argentinos o los españoles, conviene, es más saludable, ser argentino o español, según el caso.
Luis Eduardo Aute, al que no me liga nada, ni medio café compartido, en esta entrevista hace un diagnóstico de España que yo firmaría de cabo a rabo. Más, ya lo hice, cuando me despedí de ese país, tanto de amigos como de enemigos, diciendo que era el país donde la ignorancia se exhibía como virtud.
Aute es español, y así lo reconoce, mal que le pese. Es español, pero no es un estúpido embrutecido por la iglesia, la monarquía, la social democracia y la sociedad de consumo, con una vocación muy definida por volver al pasado. Para Aute, y también para mí, el futuro aspirado por los españoles es el Medioevo; con televisión.
Cuelgo acá, en mi blog, para compartirlo, el final de una larga entrevista publicada en Miradas al Sur con motivo de su llegada a Argentina el próximo abril para presentar El niño que miraba el mar. Al toque, para que nadie arguya –me gusta esta palabra, porque tiene resonancias de trampa- que las saqué de contexto, clavo el link del texto completo.
Y, para terminar de joderla, agrego unas declaraciones de Joaquín Sabina, con quien sí me liga una charla de bueyes perdidos mientras hacíamos cola ante un mingitorio. Y rescato estas declaraciones porque, a esta altura del campeonato, pintan claramente a Sabina y los españoles. Dice, No sé hasta cuándo aguantarán los españoles. Somos resignados, pero, carajo, nos están meando en la sopa una y otra vez”.
Yo le puedo contestar a Sabina, luego de vivir 12 años en España: aguantarán lo que venga, Joaquín. Aguantarán lo que venga, siempre y cuando el gobierno no prohíba el alcohol, Joaquín. Justamente por eso, porque son “resignados”.



“España de mis amores, cuánto te odio”

–¿Qué piensa cuando repasa las noticias cada mañana?
–Creo que está floreciendo la realidad de lo que es este país. No es que estemos yendo hacia atrás, sino hacia la verdad, hacia la verdad del despropósito que somos. Tengo un pequeño “poemiga” –los poemigas son los textos que escribo, cortitos– que dice: “España de mis amores, cuánto te odio”. Esa simple frase responde a la sensación que tengo cuando pienso en este país precioso, bellísimo, riquísimo, multicultural, con una Historia tan larga… pero sin cultura. Y lo que es peor: muy especializado en devorar a sus mejores hijos. En ese sentido se sitúa en lo más alto.

–¿Cree que el proceso de la transición española del franquismo a la democracia fue un espejismo?
–Sí. Ha sido un espejismo porque fue una transición sin cambios esenciales. Las estructuras del franquismo permanecen, no cambiaron para nada. Siguen ahí. Cambió el collar, pero el perro es el mismo. Y, luego, hay que tener en cuenta que el país históricamente fue un país de contrarreformas. Cada vez que hubo una reforma, un paso adelante, le siguió una contrarreforma, un paso atrás. En ese sentido es un país muy poco culto, tremendamente ignorante, “asustantemente” ignorante. Incluso hablando, cualquier persona en cualquier país de América latina, habla mejor el español que nosotros, construye mejor las frases, tiene más riqueza de palabras. Aquí cada vez hablamos peor… No sé. A mí me preocupa mucho este país. Se deshace.

–Por lo que dice, parece una persona absolutamente pesimista. ¿No ve nada esperanzador?
–No, respecto a España, no. No sé qué va a quedar… Repito lo de antes: tal vez habrá que volver la mirada a América latina, reencontrar nuestras raíces allí; nuestras esencias, como colectivo cultural y social. Yo animaría a la gente joven a recorrer durante un año América latina, a reencontrarse a sí mismos allí, no en Europa.

Y si tiene ganas de un plus, mi diagnóstico, cuando todavía era optimista y pensaba que los españoles serían capaces de reaccionar a, como dice Sabina, las “meadas en la sopa”.



2 comentarios:

  1. Desgraciadamente, no le sobra ni una coma.

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  2. No le sobra nada, pero tanto Aute como Sabina mamaron de la teta de la socialdemocracia, con la que nunca fueron críticos. Y fue Felipe González quien comenzó el desmantelamiento del mundo conocido.

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