Uno. Cuando
Ernesto Guevara, camino a ser el Che dejaba Argentina por Bolivia en el
comienzo de su viaje iniciático por América latina, su grupo de amigos pensó
que ahí mismo se le terminaba el camino. El asma no remitía, pese a los
“Cigarrillos Balsámicos” del Doctor Andreu, que él fumaba para el asma.
Dos. “Fumar
produce cáncer”, reza el cartelito que ocupa la mitad inferior de un paquete de
cigarrillos 2015 de cualquier marca. ¿Qué eran los cigarrillos que fumaba
Ernesto Guevara? ¿Qué sentido tienen esos cartelitos de la muerte?
La más fulera es
que los cartelitos son un logro del lobby tabacalero, para que nadie les pueda
hacer juicio aduciendo que no estaba enterado del daño que hace el tabaco. La
rara es la de los puchos del Che, y el mundo de la inocencia que la caza de
brujas convirtió en pecado. A principios del siglo XX, un farmacéutico catalán ponía
en circulación las “Pastillas del Doctor Andreu” para la tos, y sus
“Cigarrillos Balsámicos”, recomendados para el asma. Con sus laboratorios se
hizo millonario. La fórmula de aquellos puchos de “Doc” Andreu era tabaco,
marihuana y estramonio, un arbusto pariente de la papa, conocido como de norma
en los aquelarres de las brujas, que con la decocción sus hojas y sus semillas
volaban sin escoba. La marihuana y el estramonio eran broncodilatadores. Otras
marcas, otras fórmulas, sumaban extracto de opio. ¿La farmacopea iba por
izquierda? ¿Doc Andreu era un cártel mafioso?
Hasta que EE.UU.
no empezó su guerra contra las drogas, prohibiendo todo lo que era barato y se
compraba en la farmacia o en el bar, como el alcohol, el opio, la cocaína o el
cannabis, convirtiéndolos en un fabuloso negocio ilegal, nadie pecaba. ¿O la
Coca Cola no tenía, en el principio, 4,7% de cocaína? ¿O en el egipcio que
pitaba la mujer de “Fumando espero” había otra cosa, aparte de tabaco y hachís,
la resina del cannabis? Tal vez la jugada de Uruguay hacia la marihuana abra un
camino. Y si no, que el palo sea parejo para todos, porque dos son las drogas
que más muertes producen en Occidente: el tabaco y el alcohol. Y el alcohol ni
siquiera trae el cartelito de la muerte.
Publicado en
Miradas al Sur
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