En remotos
tiempos, algunas mujeres llevaban sus interrogantes sexuales al confesor,
mientras que ahora recurren a las psicólogas de papel couché. Para una mirada
masculina –machista, dirían un par de amigas que militan en la fobia–, observar
los ecos de 50 sombras de Grey,
en ese sector. Podemos tropezar con la psicóloga deportiva Patricia Ramírez,
quien afirma que el libro y la peli “han sido una verdadera revolución de la
fantasía sexual. Miles de mujeres queriendo ser las protagonistas del libro y
tener un Christian Grey en sus casas. Y muchas son las mujeres que tímidamente
preguntan en la consulta que si lo que han leído, y que además les ha excitado,
es correcto imitarlo o no. Mujeres que no han disfrutado del sexo de forma
plena, tal y como se describe en el libro, encuentran que podría ser la
solución para sentirse igual de satisfechas. No sólo leen ellas el libro, sino
que están deseando que sus parejas lo lean y se aprendan el papel del
protagonista de memoria”.
Puesta en
revolucionaria, la psicóloga calma conciencias aconsejando abrirse a nuevas
experiencias, porque 50 sombras de Grey permite “fantasear con tipos
de relaciones sexuales que la gente entiende como prohibidos. Y lo prohibido es
atractivo. El libro lo presenta como algo que sí se puede hacer y explorar, y
eso normaliza la idea de fantasear con cosas diferentes”. Revolución con
límites, claro: “Jugar a esposarte, taparte los ojos, el spanking (el uso
controlado de las palmadas suaves en las nalgas) pueden estar geniales siempre
que sea algo consensuado. Muchas personas encuentran erótico la idea de ser
dominados sexualmente, pero siempre que se sepa delimitar qué es un juego
sexual y qué es la vida y convivencia fuera de este juego”. O sea sí, pero de
ya te diré cuándo, cómo y dónde; con lo que la dominación deja de serlo, y no
es necesario explicarlo.
Leyendo a la
consejera podemos preguntarnos cuánta gente vive dentro de un tuper. Al fin, es
más viejo que el alpiste que, en materia sexual, han hecho más las drogas y el
alcohol que los consejeros o las películas, porque siempre han sido una
coartada para salirse del molde sin culpa. Es que el verdadero tema no es el
sexo, sino la culpa; lo único que parece tener claro la psicóloga deportiva.
Posdata en
Miradas al Sur
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