“Año 2054. Mis nietos están explorando el desván de
mi casa. Descubren una carta fechada en 2004 y un CD-ROM. La carta dice que ese
disco CD-ROM que tienen entre manos contiene un documento en el que se da la
clave para heredar mi fortuna. Mis nietos tienen una viva curiosidad por leer
el CD, pero jamás han visto uno salvo en las viejas películas. Aún cuando
localizaran un lector de discos adecuado ¿cómo lograrían hacer funcionar los
programas necesarios para la interpretación del disco? ¿Cómo podrían leer mi
anticuado documento digital? Dentro de 50 años lo único directamente legible
será la carta. JEFF ROCHENBERG.”
(Del
libro “Nocilla Dream”, de Agustín Fernández Mallo, un muy interesante escritor,
y una rara avis, para ser español: lee y admira a Borges.)
“Año 1993. Museo de los inmigrantes en General Roca. Un viejo tocadiscos
con un disco de pasta de 78 rpm. ¡Uy, yo tuve de estos discos! Claro, después
vinieron los de 33 rpm y los long play, digo, para mi hija Marina, que señala
con el dedo eso, redondo y negro y, desde su inocencia de loco bajito, dice ¿Y esto
qué es? En un segundo entiendo lo que significa quedar obsoleto, uno, y
respondo: un CD muy antiguo. ¡Ah!, dice, qué grandes eran.” RAÚL ARGEMí, a
propósito de la velocidad del tiempo y la tecnología.
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