viernes, 14 de febrero de 2014

Todo preso es político, mister Jolson



“Somos prisioneros de la Prisión Estatal Pelican Bay (California, EEUU). Vivimos desde más de 15 años encerrados 23 horas al día en pequeñas celdas sin ventanas, sin ser capaces de abrazar o tocar a nuestros familiares, sin ver pájaros, árboles o el mundo exterior, sin programas o posibilidad de libertad condicional”.

¿Qué espera para intervenir la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos (CIDH)? ¿O EEUU no está en América? ¿O es necesario que sean presos políticos los agraviados, los torturados? ¿California está demasiado lejos para ellos? ¿Confían en que el presidente Al Jolson intervenga?

¿De qué estamos hablando? De presos.
Un preso de una cárcel de California ha logrado filtrar una demanda, una denuncia, el testimonio de la vergüenza. Están enterrados en vida y en un limbo legal.

“Estamos en Pelican Bay no para cualquier término específico de meses o años por mala conducta que hemos cometido, pero de manera indefinida, lo que en la práctica significa para siempre, a menos que nos convirtamos en informantes”.

Tal vez por una vez Norteamérica ha tomado ejemplo del tercermundismo europeo, copiando los centros de internamiento para extranjeros, que tienen, por ejemplo, España e Italia. Allí los inmigrantes sin papeles son retenidos el tiempo que se les de a la gana a las autoridades, que argumentan que no están presos, cuando cualquier preso los reconocería como de los suyos, sólo que en condiciones peores que las propias. Saben cuando se cierra la reja a sus espaldas, pero no cuándo se abrirá.

Barack Obama Al Jolson Barack Jolson Al Obama

Por supuesto, mi lectura es sesgada. Siempre estoy del lado de los presos, y nunca del lado de los carceleros.
Conozco la cárcel desde adentro, y mis mejores amigos los hice allí; 10 años detrás de las rejas, en el dominio de los torturadores, crean lealtades de hierro.
Por supuesto que llamar Al Jolson a Barack Obama es una toma de posición. Tengo para mí que los senadores por Chicago son siempre blancos, aunque por fuera tengan otro color.
Por supuesto que, al fin, como dicen los Redondos, todo preso es político.
Los Redondos, acá.




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